
Asiste a la Iglesia una jovial anciana de 90 años, que ofrece su trabajo como diacona de la Iglesia, mujer que con penoso esfuerzo llega quince o venite minutos antes de que comience el culto, coge alguna jerga y la laba y limpia como puede lo que ve sucio, se sienta en la parte posterior del templo, desde donde ofrece su sacrificio de alabanza, cuando llega la hora de recoger la ofrenda, ella coge su ofrendero y pasa a recaudar la ofrenda de los santos, la mete en una bolsa de naylon y se la entrega a la tesorera, sin contarla ni nada. Es un trabajo que creo todos debemos reconocer; pero resulta que a esta anciana mujer, algunos se acercan para ordenarle, porque creen que por ser una anciana debe obedecer a todos, algunos le piden con autoritarismo la ofrenda para contarla y poner en un sobre l cantidad, otros le ordenan que se la entregue a otra persona, la anciana lo hace porque no tiene fuerzas para reclamar. Nadie de los que le "ayudan" llega como ella diez o quince minutos antes, ella ha estado enferma y nadie de los que le ordenan se ha atrevido a visitarla. ¿Que estamos haciendo con esta anciana? Queremos que se haga a un lado. La Palabra dice: "delante de las canas te pondras de pie" Ojala que antes de que esta anciana, a la que por cierto su familia ha abandonado en la Iglesia para asistir a otro lado, se haga a un lado, o Dios la recoja, todos le demos un reconocimiento, no con palabras que la exalten, mas bien respetando sus canas y su larga vida, dejémosla hacersu trabajo, como me gustaría que en otras iglesias se les diera oportunidad a los ancianos de servir...
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